Pa Bali

De Tailandia a Indonesia

Me levanto a las 5:25 am del sillón donde dormí lo que pude en la casa de Landon. Salgo en silencio a la oscuridad. Camino unos minutos agradecido que no está lloviendo y llego al lugar donde pasa el transfer para el aeropuerto.

Del otro lado de la calle hay un bosque oscuro con un trillo cuasi túnel que me llama. Lo trato de ignorar, pero me sigue llamando hasta que gravito a su interior.

Al entrar me doy cuenta que me llamaba para enseñarme algo. Todos los árboles tienen en su espalda un recipiente hecho de medio coco, en el cual gotea algo blanco de un corte diagonal en su corteza. Lo toco y se siente como hule. Nunca había estado en una de estas plantaciones/fábricas tan interesantes. De no haber cruzado la calle nunca lo hubiera sabido…

Pasa el transfer por mí y en el counter de check-in aprendo que vale la pena pagar por adelantado el equipaje. Me quieren hacer pagar $100 por el bulto, cuando el pasaje me costó $60. Después de mucho suplicar y sacar y sacar cosas pasándolas a mi equipaje de mano me escapo pagando apenas un tercio de la estafa.

En los vuelos me siento en la ventana y viendo nubes increíblemente algodonosas recuerdo lo que me encanta de volar.

Aterrizo en Bali y estoy viviendo el sueño una vez más. Hace nada que estábamos donde el Dave rompiendo todo tipo de barreras y hablábamos de lo realmente posible que sería pegarnos un surf trip a Indo, dándonos cuenta de que no estaba tan lejos como creíamos. Pero jamás me imaginé que estaba tan cerca.

No me sirve la tarjeta en los cajeros automáticos y a pesar de que sospecho que me la bloquearon los del banco intento como mil veces, arriesgándome a perderla por completo. Cambio unos cuantos dólares a Rupias Indonesias para sobrevivir. Más tarde, comiéndome una pizza, me doy cuenta de que eso era exactamente lo que pasaba, el banco me la había bloqueado y a pesar de que me afirmaban que ya estaba activa, nuevamente fue denegada por el cajero automático.

Camino por callejones buscando posada. Paro un momento a ver las olas a la luz de la luna, perfectas. Bajo incontables gradas hasta encontrar un lugar en medio acantilado. Madés.

Ahora estoy en mi habitación que no tiene baño, pero sí muchas hormigas rojas y un abanico a control remoto. Me encanta.

4 comentarios en “Pa Bali

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