A veces tengo suerte y lo veo claramente, como una luz imposible de perder. Me parece tan obvio y eterno que me confío y de repente, en algún momento me distraigo y lo pierdo nuevamente… otra vez la desoladora oscuridad, sin idea de dónde quedó El Camino Dorado.
Estar perdido me obliga a buscar con más ganas, y la profundidad de esas mismas tinieblas me permite (una vez que los ojos del alma se han ajustado) ver las luces más tenues. Luces que antes no veía.
Hay luz escondida en el centro de la gente, y de mí mismo.
He encontrado tantas sorpresas en lugares inesperados. Claridad que brota de lo oscuro. He sufrido tanto sin sentido, pensando que me he salido de El Camino… He sido tan ciego, a los regalos de la vida…
Cada vez que me he perdido, me he encontrado con más fuerza.
La noche hace brillar el día.
El camino no siempre se verá dorado; pero que no deslumbre no significa que se ha acabado…
Más allá del miedo, está la vida.
¡Bon voyage mis estimados!
ॐ
Invítame a un cafecito
¡Gracias por apoyar el proyecto literario chicobonanza! Tu contribución significa mucho para mí y me motiva a seguir al saber que hay personas como vos que realmente lo aprecian y ven el valor que hay en ello. Gracias nuevamente, y feliz día.
Pura vida
Javi
Sentado frente a un horizonte oscuro y aplomado. Disfruto el café de la mañana acompañándolo con la lectura de un poco de filosofía china.
Las olas entran casi vagabundas en la bahía.
La marea va bajando y el mar lentamente se retira, cada vez más, exponiendo las negras piedras llenas de caracoles, cangrejos y pececillos que quedarán ahí, esperando a que suba la marea que vuelva a conectar su poza con la infinidad del mar.
Anoche los vecinos me invitaron a comer en la mesita plegable frente a su van y la pasamos muy bonito. Me parece que son una pareja de titanes por andar viajando tanto tiempo en una van de techo bajo; adentro solo pueden estar hincados. Igual la van es un chuzo y la tienen muy mística por dentro llena de mantas con símbolos y tiene vibra de esas casas de adivinadoras de fortuna. Me cuentan que la van se llama Sandy, y buen nombre, puesto que está tan llena de arena que no hay que ni salir para sentirse en la playa…Al mismo tiempo me recuerda el palacio que es Junior María.
No sé qué comimos pero estaba rico y había mucho. Era algún plato vegetariano que había que terminarse antes de que cayera la noche (la base era cous cous creo). Había que comer temprano y vegetariano porque mis vecinos acababan de leer un libro sobre cómo curarse con la comida. Me cuentan que hasta hace poco eran tremendos fiesteros de rave loquísimas entonces tienen mucho que curar. Creo que van por buen camino. Ya me siento mejor yo también; tenía una sensación fea en la panza, pero se me quitó, tal vez era hambre nada más… Antes de irme a mi propia van a dormir quedamos en un trueque de yoga en la mañana a cambio de algún tesoro de los que ellos recolectan y venden por el mundo.
—Hoy.
Me levanto temprano y busco un lugar relativamente plano y sombreado para la práctica del yoga. Estoy sentado en un block de arena cuando escucho que se abren las puertas de su van y llegan los vecis Martin y Justine. Compartimos una gloriosa práctica en el puro paraíso sobre la arena rodeados de mar, cielo y naturaleza. Terminamos todos muy contentos pues logramos despojarnos de por lo menos algunas cositas que andábamos arrastrando atravesadas a nuestra felicidad. Al finalizar me entregan a cambio un perfume concentrado Pakistaní que huele muy rico. ¡Qué buena forma de empezar el día!
*Nota: No puedo poner cosas muy cerca de la puerta por dentro en la cocina de Jr. María. Al cerrar la puerta principal algo sonó horrible y al abrir vi lo que había pasado… se me dobló todo el chorreador de café, ¡pero por dicha es de esos de alambre y ya lo arreglé!
-no hay más escrito sobre este día-
Trueque
Por si quieres dejar algo de trueque por la lectura…
Saludos
Me levanto al amanecer y como no hay olas disfruto una sesión de yoga.
En la tardía mañana me echo una riquísima siesta en la hamaca y en los ratos que estoy despierto leo El Conde de Montecristo de Dumas. La hamaca la puse en los brazos inmensos de un grandioso almendro de playa que vive del lado donde están todos los barcos.
Aproveché que había señal para llamar al cumpleañero y hablamos un rato muy tuanis.
Me dieron ganas de explorar entonces me fui en una expedición a buscar el mítico palo de mango del que escuché la leyenda primero en Marbella y luego pude probar con el mango que me regalaron antes de surfear.
Subí la cuesta y frente a un viejo velero abandonado (vi dos en el camino) encontré el vivo tesoro cargado del dulce oro en el jardín de una casa rodeada de flores. En la terraza, dos señoras disfrutan comiéndose unos chicharrones que me devoré con la mirada. Las saludé y les conté que estaba viviendo frente al mar y recogiendo basura y me invitaron, casi rogaron, que me llevara todos los mangos que pudiera. Decenas de mangos adornaban como joyas la alfombra de la sombra del árbol…
Volví con una bolsa llena de mangos y dos amigas en el pueblo, doña Nerixta y doña Flory. En el camino de regreso pasé a darles mango a mis vecinos (llegaron ayer) Martin y Justine, que andan en una van FordEconoline que han manejado de Panamá a California y de vuelta. Para mi sorpresa y alegría me invitaron a almorzar. ¡Qué rico! No sé qué era, pero me gustó mucho. Gracias San Juanillo, lugar de gloriosa brisa y pescadores y zopilotes y el lindo perro Negro.
El desnivel me deja agua empozada en el fregadero, debo recordar esto cuando parqueo, pero este lugar es mágico. Gracias. Otra noche mágica de luciérnagas y rayería a la distancia. Las luciérnagas de aquí encienden y apagan su luz mucho más rápido que las de la montaña, según lo que he visto. Están todo alrededor, qué increíble.
Hoy pesqué una minivan de la Toyota que decía Taller móvil. Jr. María no es Toyota pero le conté al mae mi cuento y por dicha me pegó la salvada y llenamos la llanta que estaba baja. ¡Increíble, el taller vino a mí! Junior muy contento. Buenas noches .=)
—Ayer me quedé pegado en la arena dos veces y dos veces me sacó un Samurai chuzísimo. El primero rojo, año 87 y el segundo blanco como el Perla. Realmente en la segunda fue la gente que me ayudó a empujar, pero el Samurai estaba por ahí… Gente buena nota.
Junior quedó como en una cuesta, hasta me costaba caminar adentro y la puerta principal había quedado automática. Pero era mucho el ángulo entonces le hice un par de montañitas de arena con la palita y quedó mucho mejor; más nivelado.
Anoche caminando por las rocas tuve la suerte de ver un par de pulpos cazando y cambiando de color en las pozas; fue épico. Había peces azules brillantes (y de todo tipo) y estrellas de mar.
Dormí con el longbough adentro y la verdad dormí muy bien. Dejé las puertas abiertas, la principal un rato y la de atrás toda la noche…
El paraíso encontrado.
Feliz de la vida.
Costa Rica.
Gracias. Gracias. Gracias.
Bajo la gloriosa sombra de un viejo almendro de playa.
Anoche en la caminata nocturna me fui en una expedición inesperada tras un Jaguarundi.
Adentrándome en el manglar, en una oscuridad dentro de la oscuridad, me fui siguiendo su rastro con ganas de poder observar sin molestar. Me fui tras el Jaguarundi, pero encontré solo aventura y una imaginación salvaje en la infinita posibilidad de las tinieblas… Tal vez era un Jaguarundi, tal vez era solo yo…
Camino a San Juanillo paso al mecánico de Marbella a ver si puedo meterle un poco de aire a la llanta que sigue baja y quizás hasta arreglarla. Siguiendo una dirección clásica costarricense me meto en la segunda entrada a la derecha después del puente y voy subiendo una lomita por un callejón increíblemente estrecho en el cual a menos que haya algo inesperado al final va a ser imposible dar vuelta en Junior para devolverme. Me recomendaron al mecánico padre, pero solo está el hijo, y de muy mal humor. Va saliendo una gente con un Spark verde que se ha ido desarmando en su viaje guanacasteco y el carro suena horrible a pesar de que en palabras del mecánico: “¡Ya está arreglado para que llegue por lo menos hasta Tamarindo!” Me dicen que mejor vaya a otro lado, claramente no están satisfechos con los arreglos que esperaban y me cuentan que ellos también habían ido buscando al padre, que aparentemente trabaja y trata diferente. Le pregunto al hombre cómo está de tiempo, para tener una excusa para irme y al mismo tiempo tirar un Ave María en caso de que sí se digne a ayudarme de una vez, pero me dice que “si acaso, tal vez, puede ser que en la tarde pueda verlo porque estoy muy ocupado.” Le doy las gracias, le deseo un buen día y me monto preparado para estirar el cuello y la nuca estilo lechuza en la salida en reversa por el callejón ahora de bajada (no había rotonda al final). Logro salir con el Spark siguiendo tan de cerca que va casi metido debajo del bumper de adelante de las ganas de irse rápido que tenían sus ocupantes. Salgo convencido de que a menos que sea por algo totalmente necesario, no vale la pena ir a buscar mecánicos durante los calores en Guanacaste.
—San Juanillo. ¡Shangri La! No le faltó una. Espectacular. Barcos, olas, gente, ¡dos pulpos!
Estoy feliz de haberme movido y emocionado de estrenar este nuevo lugar con mi rodante hogar.
Pura Vida.
Encuentro collares de madera en la arena…
¡Surfeo comiendo mango! Los manguitos los recogí en el camino, donde efectivamente había un palo bien cargado justo como me habían contado.
En la primera noche, vuelvo a ver la luna. Apenas se ve el primer cachito iluminado regresando de su viaje por la oscuridad. Me alegra verla.
Muy cansado, a dormir, mañana escribo más detalles de hoy…
Junior amaneció casi como si lo hubiera lavado, mejor de hecho, bañado por la Pachamama.
Bella Marbella
5/5/19
Amanece claro y despejado, cielo azul y aire fresco. Hay bichos por todo lado. Caen abuelitas rojas (hormigas voladoras gigantes) llueven desde el cielo y caen a la tierra y al mar. Cumplieron su misión de vida anoche, y hoy se dejan caer desde las alturas para volver a ser parte de la tierra y el agua.
Afuera frente a la van un barreal.
Pájaros cantan, hay muchos cangrejos de halloween (Gecarcinus Quadratus) y la vida vibra de alegría, recargada por la lluvia.
Junior amaneció casi como si lo hubiera lavado, mejor de hecho, bañado por la Pachamama.
Ayer estaba sentado en el sillón y me dí cuenta de que El Coyote (kayak anaranjado que tengo en La Casona) tal vez cabe aquí dentro, creo que sí… Antes solo había pensado: qué lástima que no puedo llevarlo arriba… Poco a poco, voy abriendo la mente. Es que esas bahías del norte con sus aguas tranquilas y hermosas vistas me dejaron enamorado y con sueños y deseos de navegar.
— Ahhh =) deliciosa siesta en maca al medio día.
Pasa una gente que vino a la playa en un camión lleno de melones y por alguna suertuda razón deciden tirar los melones dañados al lado del camino. Apenas se pierde de vista el camión voy a ver qué tal están porque la fruta sería muy bienvenida en mi dieta. En la búsqueda del tesoro me encuentro con el wachiman que aparece los domingos. Él también vio la oportunidad dorada y sabe aún mejor que yo que hay que ganarle a los garrobos si queremos salvar algo. Encontramos un par de melones casi perfectos cada uno y nos devolvemos felices a comerlos. Increíble pero cierto. Las cosas llegan de formas inesperadas. ¡Gracias por los melones!
Quiero hacer una cuchara con filo, especialmente para comer melón, pero servirá para mucho más.
Curiosamente siempre que trato de moverme o hacer algo en Marbella ya es domingo, y normalmente en la tarde, entonces termino no haciendo nada porque a esa hora todo está cerrado y hay mucho movimiento en los caminos.
— 4 de la tarde, todo lavado y la botella llena, se acabó el agua. El reservorio (echado en Junior) dura un día completo (24 hrs).
Encuentro un hueco en una cerca y me voy a caminar, a explorar tierra adentro. Me quedo viendo un inmenso árbol mágico y mientras me baño en su anciana sombra, de su copa sale un congo que me empieza a cantar.
El bosque sabe rugir.
Encuentro un rancho abandonado y me entrego a la práctica del yoga. Ahhh, la perfecta terapia, unirse con el universo, uno con todo. ¡Qué falta me hacía! Debería/quiero practicar más temprano en el día. Me cae muy bien en la mañana, siempre me cae bien, pero en la mañana, ¡ahhh, qué delicia! Yoga y meditación vipassana y quedo puro mindfulness todo el día.
Esta noche fui al Tiki Hut como cena de despedida y me comí una hamburguesa y un batido. Tienen los mejores batidos de frutas. Compartí mucho con Norlan y Toño, super buen ride, me pasaron volados de la zona y de San Juanillo. Me hicieron un descuento de compas que fue una bonita sorpresa y lo agradecí mucho a la hora de pagar la cuenta.
Fui a caminar un rato y por la marea baja se veían las estrellas reflejadas en el agua, cielo estrellado esta noche, doble dosis. Volvió a brillar el paseo estrellado. Voy a dormir y descansar delicioso, porque estoy agotado. 🙂
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Gracias por apoyar el proyecto, gracias de corazón.
Pura vida
Se van los campistas que eran mis vecinos de por ahí cerca.
Hoy vi al jinete solitario pasar bajo el gris de la mañana, siempre veía las huellas de su bestia pero en dos semanas nunca lo había visto pasar, casi como las huellas de los caricacos gigantes. Todo está cambiando. Poco después de su paso por la playa hacia el sur pasó un perro, su fiel compañero, que había quedado rezagado ante una pequeña jauría que lo detuvo al borde del agua para cuestionarlo o saludarlo, pero rápidamente corrió para alcanzar al jinete, no tan solitario pues iba en su caballo, y completó así el trío lleno de brío.
Un día tranquilo, nublado, gris, perfecto.
La llevo suave y me dejo llevar por el Tao, fluyendo con la naturaleza en vez de luchar contra ella, y todo es tan fácil. La sombra de las nubes, la suavidad del Yin y el sin-esfuerzo en las posturas, el olor a mar de la arena, los cangrejos y los caricacos. Suaves y frescas gotas de agua caen sobre mi espalda desde un cielo de tranquilidad, el murmullo de las olas, y la brisa acaricia mi piel.
La gloria eterna.
Feliz, feliz, feliz.
La paz de la soledad, de poder fluir a nuestro propio ritmo en la magia del silencio. Disfrutar la eternidad del momento presente. Respirar la vida misma, llenarnos de ella, y dejarla ir.
Sonreír.
—Se acabó el agua del tanque principal. Son las tres y media de la tarde. Recién llené la última botella de agua. Ahora me queda solo el reservorio de 6 litros.
Cinco días sólidos me duró el agua. Vamos a ver el reservorio…
Todas las otras noches vi la tormenta desde la distancia, hoy parece que la estoy viendo desde adentro. La tormenta creció en forma de nubes negras aplomadas todo alrededor y muy por encima de Playa Coco, más alta que las montañas. Esta nueva cordillera que ahora domina el paisaje está a punto de venirse abajo. Rayos y truenos todo alrededor de la casa iluminan su densa oscuridad desde el interior y llenan el aire de retumbos.
Una por una, caen las primeras gotas y luego por fin, llegó la lluvia.
Estoy alegre por esta lluvia. Ayer y hoy los árboles de almendro de playa y las palmeras temblaban de la emoción en el viento con las primeras gotas furtivas, rebeldes, pioneras escapadas del cielo.
—Descubrí para qué es la agarradera que tiene la puerta principal por dentro, escondida detrás de las cortinas. Hoy en la mañana la estaba viendo y pensando que nunca la usaba. Ahora, en esta noche en la que ha llegado la lluvia cubierta por la oscuridad, entendí para qué es. La puerta tiene que cerrar bien para que no se meta el agua. Yo creí que eso solo se podía hacer empujándola desde afuera, como cuando Veto me la cerró antes de irse cuando me visitó y pasé mi única noche con la puerta bien cerrada, pero ya veo revelado otro misterio. Con la agarradera, que es dorada, antigua y está bien afirmada a la puerta, se puede hacer justo la fuerza necesaria para con un fuerte jalón cerrar bien desde adentro. ¡Gloria a Dios! Gracias.
Vi el rastro de una tortuga y el de una bici que saqueó su nido y no dejó ni un huevo. Las historias que cuenta la arena… ¿Será que tal vez los reubicaron a un vivero de tortugas? Voy a preguntar por ahí a ver qué averiguo.
Se viene otra época en la van.
Vivir el cambio.
Ahora sí está lloviendo duro, torrencial, solo me queda una ventana que puedo tener abierta sin que se meta el agua…
Ya la tuve que cerrar. Sudando. El ventilador del parabrisas refresca bastante comparado a nada, por lo menos se mueve un poco el aire adentro, pero sigue bien caliente y tampoco lo puedo dejar mucho encendido sin comerme la batería o tener que encender el motor y tragarme la gasolina, sangre de la van.
Junior María está feliz bañándose en la primera buena lluvia de nuestra temporada, con rayos y truenos y en la privacidad de la luna nueva. ¡Qué dicha que llueve, porque estaba muy sucio!
Se mete el agua por el empaque arriba en el centro de la puerta principal. Es mejor abrir las cortinas para que caigan las gotas en la grada negra y no en las cortinas que después mojan la madera.
Afuera hay una laguna, las chanclas se fueron flotando y todavía sigue lloviendo y tronando.
Ahhhh =), qué delicia para dormir.
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¡Pura vida!