Podemos volar al cielo solo si soltamos nuestros agarres del suelo.
Soltemos sin miedo, o con miedo, pero soltemos, porque qué difícil volar aferrándose a todo.
Soltemos el miedo, el pasado, las expectativas, los límites y los imposibles…
Elevémonos, volemos ligeros y dejemos que los sueños nos lleven hasta más allá de lo inimaginable.
Volvamos para contar el cuento y compartamos todo lo que hayamos tenido la suerte encontrar.
Invitemos a todos a volar.
Soltar, volar, amar.
Soltar.
Soltar.
Soltar.
Si queremos nos podemos volver a agarrar, así sea poco probable que eso llegue a pasar.
No nos preocupemos por perder lo que nos hace menos, menos felices, menos sonrientes, menos alegres.
Alivianémonos.
Liberémonos de nosotros mismos.
Volemos.
Porque sí que podemos.
Volemos.