«Caras vemos, corazones no sabemos…»
Es otro dicho seguramente mucho más profundo de lo que jamás he imaginado.
Superficialmente parece fácil de entender y muy cierto. Siempre lo he interpretado como que vemos la cara o «fachada» que las personas nos muestran, pero no sabemos sus verdaderas intenciones.
Ahora empiezo a creer que el corazón no se ve, se siente. La cara no siempre lo refleja y mientras sigamos enfocándonos en ver caras, difícilmente sabremos los corazones.
Tal vez, si dejamos de ver caras y empezamos a sentir, corazones sabremos…