Ayahuasca, inédito

El Universo

Como un tsunami la planta me revuelca con toda su fuerza de una sola vez. Siento que me estoy muriendo, toda mi piel se siente horrible, todo mi cuerpo, adentro y afuera, veo círculos anaranjados con bordes angulosos en cada ola mientras lucho por mantenerme consciente y pienso que cometí un terrible error y que me voy a morir aquí.¿Por que hice esto?

Pienso en pedirle ayuda al Chamán, estoy a punto de hacerlo pero que puede hacer él? Igual tendré que pasar por todo esto. Me voy a morir, no, no me voy a morir. Voy a quedar loco, encerrado en en un cuarto babeando en el piso.  Siento que me voy a orinar. Me acuerdo de lo que dijo Pedro, que hay que pasar por el infierno para llegar al cielo, eso me da esperanza que este infierno no será eterno. Me acuerdo también que Luis dijo que hay que dejarse llevar, no luchar, y que incluso a veces hay que dejarse morir, la planta sabe lo que esta haciendo en cada uno. Logro despejar la mente por un par de fracciones de segundo y me pasa lo que menos me hubiera imaginado, estoy en el espacio exterior, entre las estrellas y los planetas por esos dos flashazos, en paz. Con esto despejo la mente y me dejo ir totalmente. Estoy nuevamente en el espacio. Completamente asombrado viajo pasando los planetas y los visito, paso a través del sol y a cientos de planetas de distancia llego donde hay otros seres, los veo desde atrás, con trajes, uno lentamente se da vuelta y me sorprende con su humanidad, simplemente siento, y sé, que son los Mayas. Vuelvo a la tierra, voy a tantos lugares, desde el fondo del mar hasta la cima del Everest. En el mar me traga entero un gran tiburón, me digiere. Luego veo como todos los animales se dejan llevar tranquilamente por una corriente submarina, vuelvo a ver hacia atrás y veo como sólo los seres humanos nadan con todas sus fuerzas contra la corriente, pero se los lleva igual. En la tierra soy un pequeño roedor, me come un jaguar y sufro, pero al ser comido esta vez me convierto en el jaguar, y así con muchos animales. Soy también un pájaro, un gran árbol y después su semilla, viajando con el viento. Visito a toda la familia, hasta a María y el Abuelo. Me despido de algunas personas y saludo a otras. Veo mi pasado, mi presente y mi futuro. Una morocha, boda, yo viejo… Veo todo lo que esta pasando en la tierra, cazadores y grandes ciudades. Entiendo que todo esto ha pasado mil veces, lo veo. Desde el espacio veo la tierra congelarse y volver a la vida, la veo calentarse y explotar en un millón de pedazos y volver a juntarse, todo esto ya pasó y seguirá pasando, lo veo lo sé. Soy una vaca blanca caminando por una calle de polvo en India. Entiendo que pasaremos por muchos infiernos y llegaremos a muchos cielos, el infierno nunca es eterno… Nada es tan terrible como parece. No debemos de luchar, debemos dejarnos llevar. Puedo estar tranquilo.

Chamán, Perú

Selva Amazónica, Perú

El día siguiente se va el boludo y yo me quedo para pasar otra noche en la selva baja, del lado peruano, con Gustavo y un Tikuna que no habla. De camino se nos enreda una red en la propela y la swiss army y la KAbar salvan la tanda. Vemos muchos delfines rosados y grises más de cerca. En la noche vamos a buscar caimanes en el lago pero cuando llegamos las canoas están en la ruina, llenas de agua, una hasta con un pez grande adentro. Además el lago está totalmente lleno de lirios, innavegable. Le digo que entonces vamos al río y eso hacemos. Vemos unos cuantos. El día siguiente vemos varios pájaros y los monos fraile, un grupo grande. También vamos a otro lugar a ver los lirios gigantes con la flor más grande del mundo. Me tengo que ir sólo porque la canoa apenas me aguanta. De milagro no me vuelco y logro verlos, las hojas son gigantes! Fácilmente podría dormir un bebé ahí sin hundirse, casi lo intento. Me doy cuenta que por abajo están llenos de espinas…

En la tarde vuelvo, voy por mis cosas y me libro en un mototaxi, léase moto normal pero a uno le dan un casco, con el bulto gigante, vamos pegando en la llanta del peso. Me monto en un peque peque (panga con motor de motoguadaña) hacia Santa Rosa, Perú. En el bbq frente al barco cometo el error de pedir pata de pollo y eso es exactamente lo que me traen, con pellejo amarillo y los dedos enroscados como aferrandose a la vida. Le muerdo y la chupo pero la verdad no se le saca mucho, no tenía uñas…

El barco cuesta 80 soles pero logro que me lo dejen un poco más barato y hago un trueque con la hamaca que me había dejado Derek.
Son como 3 días a Iquitos y el barco… Es asqueroso, el baño más que todo, tiene las puertas tan corroídas que cortan, para en todo lado y la comida la pasa repartiendo un travesti que cuando recoge tira toda la basura al río. La comida es poca (un poco de avena en la mañana, y arroz o pasta con un hueso de pollo pal almuerzo y cena) me salvan las pacoquitas que había guardado del otro barco. Ahí conozco a Dyma, un ruso que está bien loco y lleva viajando muchos años, me recomienda leerme los libros de Carlos Castañeda.

En la noche toco un poco de armónica y ahora los peruanos se me quedan viendo todavía más raro. Finalmente unos se acercan y nos hacemos compas. Jean (hombre) es tuanis, vive en Iquitos y creo que sin malas intenciones más adelante estaría a punto de embarcarme con un chamán…

Llego a Iquitos, me quedo en el Hostal/oficina Mad Micks. Conozco a Edu, un español que lleva 22 días ahí y me enseña un poco la ciudad, dándome muchos buenos consejos. Ahí me quedo unos días, bastante enfermo y conozco a varia gente que viene y se va.

El mercado de Belem es una locura, ahí hay de todo, desde pan con huevo hasta anaconda. Belén abajo es un tugurio flotante, inundado en basura, «la Venecia Peruana.»

Ya estaba decidido a participar en la ceremonia del Ayahuasca pero al oír la experiencia del Bóludo no me quedan dudas, lo vi el día antes y el día después, era como estar hablando con otra persona.

Voy y vuelvo adonde Jean para hacerlo con el chamán que el conoce, va y pregunta por todo lado, todo sé siente muy raro, mal. Al último minuto antes de salir junto con la señora que va a que le curen a su bebé decido no hacerlo con este y buscar al Sr. Lucho, ya sabiendo la experiencia del bóludo y no jugármela con algo tan importante.

Es tarde y no sé bien como llegar, algunos me dicen que el lugar queda a dos días pero sé que el bóludo lo hizo en menos entonces no puede ser. Alisto un una mochililla para un día y me voy, sin saber si el Sr. Lucho va a estar, si va a haber ceremonia, si lograré llegar? Me monto en el motocarro hacia puerto Nanay, de ahí una lancha colectivo, léase bus en la Amazonía, a Santa Clotilde, donde subo mil escaleras y tomo otro motocarro hacia donde «Lucho y Sarita», me da miedo la respuesta pero no puedo evitar preguntar si el Sr. Lucho está, me dice que sí, de ahí camino como unos 20 minutos selva adentro por un sendero y finalmente encuentro su casa. Me brinco un portón y pasando entre cabras y vacas llego a donde esta Luis. Me hace pasar, a la sala? O será esto toda la casa? excepto la cocina, que es al lado. Le cuento mientras se fuma un mapacho sentado en una hamaca de red negra sobre el piso de tierra y nos devoran los mosquitos, me dice que está todo bien, que sí habrá ceremonia hoy y que puedo participar. Sé que vine al lugar indicado. Me aseguro de contarle que he pasado y todavía estoy bastante enfermo, con calentura y cagadera, me dice que pondrá otras plantas y que la planta me va a ayudar.

En la Malorca hay dos españolas, una chilena, una francesa y después llegara Peter, quien esta ahí haciendo dieta hace un mes. Luis me comentó lo importante que es dejar de pensar, dejarse ir y abrirse, que lo que hacemos debe salir del corazón, sentir más y pensar menos. Del corazón a la cabeza y no al revés. Hago un poco de yoga. Esto me ayuda con mis dolores de cuerpo y a despejar la mente en preparación para la ceremonia. En la noche llega Peter, está bien flaco. Nos ayuda a preparar la Malorca y comparte con nosotros sobre la planta mientras esperamos al Sr. Lucho. Las dos cosas que más recuerdo son: «Es la primera vez? Porque puede ser una intoxicación tremenda…»«Tienes que pasar por el Infierno para llegar al cielo.» 
Llega Luis, una vela proporciona la única luz fuerte en la Malorca. Apaga la vela y comienza la ceremonia. Se escuchan los íkaros. Sabe muy fuerte, muy feo, siento que la voy a vomitar en los primeros diez segundos. Se me pasa. No estoy muy seguro de cuanto tiempo pasa pero probablemente menos de diez minutos, siento donde viene, no hay nada que pueda hacer, pienso que tal vez es muy pronto…

Luis frente a mí: «Muy bien, muy valiente» termina la ceremonia.
Compartimos nuestras experiencias y nos cuenta sobre todos los duendes y animales de la selva. Decido quedarme ahí unos días.

Esa noche sueño con un gran tigre que nunca he visto antes, es como café con pelos machos larguísimos que parecen espinas es su espalda. Tiene ojos muy grandes y son totalmente gris-plateados y brillan desde su interior. Lo veo por la ventana pero sé que viene para adentro. Tengo miedo y me trato de esconder pero no puedo cerrar tantas puertas y sé que va a entrar. El día siguiente le cuento a Luis y me dice que ese existe y que es el Rey de los Tigres.

Participo en una nueva ceremonia en la que me adentro en mi propia mente y veo los laberintos que tengo adentro, dificultando todo. Después veo que esté donde esté en este mundo siempre estamos conectados con la Pachamama.

Después de cerrar la ceremonia Luis nos cuenta sobre La Selva. El Tigre Negro, la Anaconda, las Sirenas y los tiempos de sus antepasados. En la noche salgo a caminar y veo muchas ranas e insectos, pero escucho mucho más de lo que veo…

Andeando

Huancayo, Perú

Me pongo toda mi armadura contra el frío, incluida la cobijita cortesía de Copa Airlines, y me duermo todo el camino.

Me despierto cuando apagan el bus, son las 4 de la mañana y ya llegamos, sólo los que tienen alguien esperándolos se bajan del bus. El resto de nosotros nos quedamos refugiados adentro, esperando que salga el sol y nos ayude a combatir este frío infernal. Sí, el frío puede ser infernal. Duermo un poco mientras los niños gritan, eso nunca falta… Al fin sale el sol y antes que caliente nos dicen que ya tenemos que bajarnos, me calentará el esfuerzo de caminar con la mochila en busca de hostal.

Camino a la Plaza de Armas y veo la iglesia, me parece un santuario, pero no porque crea que adentro esta dios, sino porque adentro podría estar un poco más caliente que aquí afuera. Entro y me entero que si dios efectivamente vive ahí debe tener una buena sweater, voy jalando. Camino bastante subiendo una cuesta hasta el hostal Casa de la Abuela, llego y veo un rótulo de que se pasaron. Dice transporte gratis y un número de teléfono, pero no creo que vean señales de humo. Cuando pasa una peruana le pido que por favor llame y a mi sorpresa lo hace. Llega un taxi y me lleva, al llegar me sale la abuela y me dice que tengo que pagar yo la mitad del taxi, le explico el significado de gratis y paga ella. Entro y resulta que cobran por todo, ya que es según ellos un concepto de «hospedaje familiar.» Yo le digo que no entiendo, porque mi abuela nunca me ha cobrado por nada, pero bueno, hace mucho frío y con la trama del taxi estoy muy lejos del centro para ir a buscar otro hostal.

Los abuelos resultan ser medio dolor de huevos y además el viejo tiene las costillas malas porque se resbaló en una escalera arreglando el techo. Eso significa que yo soy el que tiene que estar parriba y pabajo con los cilindros de gas hasta el 3 piso porque no tienen idea cual es ni de como funciona. De milagro no me cobraron por ayudarles!

El viejo tiene curiosidad del café que traigo de Huánuco, quiere que se lo dé para él prepararlo, le entrego un gentil no. No por mala gente, pero porque durante mucho tiempo he estado perfeccionando mi propio método de preparación para obtener máxima eficiencia (un mochilero desperdicia prácticamente nada) y presiento que él desperdiciaría mucho. Me encanta usarlo y que se gaste compartido es genial, pero no que se desperdicie. Hmmm, siento que me estoy yendo por las ramas así que voy a dejar este tema del Café para otro momento.

Me cuenta sobre las cosas que hay para hacer mientras estoy aquí. Primero, ver un viejo monasterio, para eso toca montarme en una combi, un microbús en el que los peruanos sin asiento no tan increíblemente logran ir de pie, como si fuera un bus de verdad.  Yo no tengo otra alternativa más que sentarme en el piso con las patas metidas debajo de los asientos. Una señora que va con un perro resulta tener una hija en Costa Rica y queda de invitarme a almorzar trucha en la tarde. Cuando llego al monasterio me dicen que hay un tour en la mañana y otro en la tarde, no hay más, y yo obviamente no llegué a tiempo para ninguno. Claro, al abuelo seguro se le olvidó este detalle.

Veo que va pasando un grupo grande y me meto entre la multitud, o más bien sobre ella. Los sigo y termino en un salón donde escucho las palabras padres, orgullosos, y confirmación. Sí, sí me quedo presenciaré una confirmación. Yo no fui a la mía y no me voy a quedar a ver esta. Me voy escurriendo hasta el fondo y me escapo por la puerta de atrás. Por suerte cuando veníamos caminando me iba fijando para todo lado y puedo hacer como que voy al baño porque sé exactamente donde está. Después me voy por unas escaleras y subo al segundo piso, donde literalmente camino por encima de la confirmación. Exploro y veo los cuartos donde duermen los «monjes», los baños, cocina y más capillas internas. Cuantas pueden necesitar? Los edificios son muy lindos, con patios internos. Me recuerdan del Sanatorio Durán. Finalmente logro llegar a lo que era el verdadero monasterio y puedo entrar y ver todo con calma, solito porque está «cerrado». Jalo de ahí y voy a ver la iglesia que tiene a la par y el cementerio. El cuidador del cementerio ya casi pasa a ser otro residente.

Llego a la piscigranja y ahí está la señora esperándome. Me invita a comer trucha y nos tomamos una birra. Muy buena gente pero con el detalle de que quiere tirarle piedras a cualquier otro perro que se le acerque al de ella.

En la tarde voy al mercado y me compro unos guantes por 4 soles y un gorro bien tuanis para combatir el frijol. Ruleo tranquilo y al día siguiente me voy caminando a ver Torre Torre, unas formaciones rocosas en la montaña. Camino sobre, en y entre las mismas, y veo unos pequeños Halcones cazando por ahí. Paso todo el día caminando en la montaña, entre bosques de eucalipto y el poco pasto que hay en esta montaña. Veo a varios pastores con sus ovejas, cabras, burros y vacas. Rompo unas hojas de eucalipto y voy abriendo mis pulmones de la mejor manera. Claro, ir mascando un poco de hojas de coca de las que me dio el doctor también ayuda. (El doctor me lo topé en un pasillo de un hostal y me dió las hojas por buena nota).

En la tarde bajo a ver el parque de la identidad, donde todo esta hecho con pequeñas piedras redondeadas y hay lindísimos  jardines. En la noche me siento como que me voy a enfermar me hago y té con un poco de varas raras del callejón de las brujas en Iquitos, creo que le puse mucho… Bueno un litro del brebaje, a dormir temprano y amanezco como nuevo.

A las 6 am estoy abordando el tren conocido como El Macho, porque «sale cuando quiere y llega cuando le da la gana!» Compré mi boleto por 13 soles, en clase bufet, la otra era de 9 soles, nada por lo que es un tren increíble de 5 horas en los Andes. Me pongo a hacer café en el tren y preparo unos panes con miel de abeja y banano para el desayuno. Mientras el café empieza hacerme efecto el tren corcovea entre la cordillera por y entre túneles y puentes, imitando los movimientos del agua en el río. Me encanta, soy feliz y sería feliz si este tren tardara tres días, es espectacular.

En el tren conozco a «Esteban» y a Eschnaider, ellos son de Huancavelíca, nuestro destino final en este mágico tren. Ellos me convidan de las especialidades culinarias de cada parada del tren, sabiendo siempre quien es la mejor vendedora de choclo o chicharrones y yo les convidó unas mandarinas que ando. Llegamos mucho más rápido de lo que me hubiera gustado y mis nuevos amigos me acompañan a buscar un hostal barato. En la tarde me llevan a caminar por todo el pueblo contándome todo lo que saben de cada lugar. Tomamos un guaro raro y vemos las mayores atracciones.

Tempranito el día siguiente vamos al mercado y comemos lechón en el puesto de su tía, quien nos invita a ese delicioso desayuno. Subimos a ver un pueblo en la montaña y una mina abandonada donde obviamente nos brincamos la cerca y exploramos su interior. Muy tuanis. Me cuentan la leyenda del Gringo y muchas otras… En la tarde nos separamos y yo emprendo camino hacia una pequeña «casita» perchada en el pico de una montaña sobre el pueblo. Se ve muy lejos pero en la vida me he dado cuenta que los paisajes áridos hacen que todo parezca estar más lejos. En una me la paso, veo hacia atrás y la veo abajo, bastante abajo. Finalmente llego y veo que adentro hay un Cristo encerrado con candado, quién sabe que hizo… Me trepo y desde el techo toco un poco de armónica.

Me echo una siesta y una skypeada en el hostal. En la noche me monto al bus que me llevará viendo el amanecer en el camino hasta Ayacucho, lugar donde inició el terrible movimiento Sendero Luminoso.

Ayacucho

Ayacucho, Perú

Traté pero no me acuerdo de nada del bus hasta aquí…

Voy a la plaza de armas y busco hostal pero está un poco caro, y los «hostales» baratos realmente son moteles. Entro a ver la habitación en uno pero ya me imagino el temblor y los gritos en la noche. 

Una señora muy buena gente me deja poner las cosas en un hostal tuanis, Tres Máscaras. 

Camino todo el día y veo muchas iglesias, más iglesias, y unos telares en el barrio de Santa Ana. Lo más impactante es la historia de Sendero Luminoso, miles de muertos y desaparecidos. Pienso en la suerte que tenemos los ticos de nunca haber pasado por nada así. 

En la tarde toco armónica en el parque y gano algunos soles. 

Me monto en el bus bien abrigado porque hay pasos de montaña. Entre dormido y despierto me asomo por la ventana y parece que esta amaneciendo, también parece que hay nieve afuera pero las ventanas están tan empañadas que nunca lo podré saber con certeza. El bus para y tiene que echar reversa para dar las curvas sin irse en los guindos. No se cuál es esta ruta ni como se llama, pero se debería de llamar la carretera de la muerte peruana. 

Pasa algo increíble. Se baja un poco de gente y queda toda la fila de atrás vacía, agarro un montón de frazadas y duermo como un bebé que cree que él se va a caer de la cama pero el bebé es el bus y la cama es la cordillera.

Finalmente empezamos a bajar hacia Cusco, ombligo del mundo en el imperio Inca, situada dentro de lo que una vez fue un inmenso lago.

La chancleta

Pacasmayo, Perú

22/12/2014-6/02/2015

Pacasmayo  –conocida como  la última playa de agua realmente fría

Me levanto tarde y me voy a «desayunar» al mercado, es casi medio día… Me como un arroz a la cubana, mi favorito, arroz, dos huevos, plátano maduro, a veces papas fritas, 4 soles, con refresco. Doña Soledad Linares me atiende con una sonrisa mientras la señora de a la par hace pantomimas de pistolas y el viejo oeste y con esas me dispara mientras  toco un poco de armónica. En la tarde camino por la playa y toco para los comensales.

Vuelvo al hostal un rato y le presto una panta al Canario para que se vaya a bañar al mar, me invita pero dejo pasar la oferta, es demasiado fría el agua para mí.

Paso por un almuerzo donde Doña Soledad Linares quien se sorprende por mi aparentemente increíble memoria (por acordarme de su nombre). A ella se le ha olvidado el mío como tres veces. Empiezo a pensar que no siente lo mismo por mí… Me como otro arroz a la cubana.

Como me gustó mucho el muelle y el señor que cuida la entrada me dejó pasar a cambio de una canción en vez de un sol y me dijo que debería volver en la tarde decido ir a tocar ahí para el atardecer. Poner la gorra y tocar mientras veo caer la pelota. Hacer unos soles. Llevo la sueta porque en la mañana me di cuenta que pega un viento frío ahí. Me felicito a mi mismo por un plan tan bueno, y eso que no soy muy planeador. Ja! Llego al muelle y mi compa me hace pasar sin problema. Después de caminar bastante encuentro un lugar donde apenas se escuchan las olas y puedo ver los barcos de un lado y el atardecer del otro. Perfecto. Me siento y pongo la gorra frente a mi. Mientras cruzo las piernas/saco la armónica/me saco las chanclas pasa algo totalmente inesperado. Veo como la chancleta de mi pie izquierdo caprichosamente se mete entre dos de los tablones del muelle y en cámara lenta se va, poco después oigo el chancletazo en el agua. Vuelvo a ver a un pescador que hay también escuchó el chancletazo y me le quedo viendo con cara de esta vara no puede estar pasando! Vengo a hacer unos soles y más bien voy a volver sin una chancleta? No jodás!

En unos segundos salgo de mi estado catatónico y empiezo a pensar en soluciones: tirarme, pero el agua esta congelada y hay redes de pesca por todo lado y rumores de que hay fierros escondidos, no quisiera quedar como un pincho submarino, le voy dando mis cosas a un pescador mientras pienso, otra serían las lanchas que vi en la mañana, pero tendría que correr hasta el final del muelle y mientras los convenzo ya sería muy tarde porque el fuerte y frío viento se la lleva rápidamente. Claro, no podía estar calmado para poder recuperarla fácilmente, el viento la quiere y se la está llevando. Mientras un pescador me dice que vaya a comprarme unas nuevas se me ocurre otra idea, pescarla! Corro donde uno con caña y tras algunos valientes intentos casi casi la pesca pero no lo logra, me dice que ya fue, que ya está demasiado lejos, que lo intentamos, que la deje ir…

Como yo tengo el gran problema de nunca querer rendirme me quedo viéndola un par de segundos más, ya cuesta verla. Me quito todo excepto mis calzoncillos con huecos, me paso la baranda y después de que uno de los más viejos me alienta con un «no hay fierros!» me tiro al agua. El terror al agua fría termina siendo peor que la realidad, por dicha. Los calzoncillos apenas sobreviven el impacto y empiezo a nadar al mejor estilo libre/congelandome/conlacabezaafuera/agarrándomeloscalzoncillosconhueco hasta que la encuentro y la levanto en señal de triunfo! El muelle esta lejos pero veo algunas celebraciones de mis fanáticos. Empiezo a nadar hacia la costa, quiero llegar rápido pero no debo dejar que el frío me ponga loco. Llego a la primera red y la paso cuidadosamente, sintiendo el roce de su cuerda superior en mi vientre como pingüino que se desliza en el hielo. He visto lo que queda en las redes y estoy feliz de no ser una víctima más. Me capeo unos cuantos anzuelos y practico diferentes estilos de natación en mi largo regreso hacia la costa, el dorso/flotando me proporciona una increíble vista del atardecer, ahora con muelle incluído. Finalmente llego a la playa y vuelvo a entrar al muelle, vieran la cara de mi amigo…

Entre risas culmino mi faena con un acto de desnudez en el que me des hongo (deschingo) totalmente y me pongo la ropa seca. Veo lo último del atardecer con una sonrisa en mi cara, y la satisfacción de saber que les hice el día a todos los presentes (un viejo pescador no podía parar de reírse cada vez que me veía), y con mis dos chancletas, una seca y una mojada…