Hoy agradezco por las segundas oportunidades. Porque como me lo recordó la motosierra, muy pocas cosas salen como imaginamos a la primera. Incluso cuando salen, lo más probable es que la segunda vez salga algo todavía más hermoso. Así que agradezco no solo por las segundas, sino también por las terceras, cuartas y la infinidad entera de oportunidades que se nos presenta cada día.
Esa infinidad de oportunidades es saber que no todo nos tiene que salir a la primera. Tenemos la libertad de intentar lo que sea. Siendo conscientes de ello podemos disfrutar el proceso sin presión y con alegría.
Saber que estamos aprendiendo en cada intento algo nuevo, especialmente si tenemos los ojos abiertos…
Esto puede significar la diferencia entre percibir algo como un fracaso y desalentarse, o entender que es una parte perfecta del proceso y estar en paz. Saber que no hay fracasos y que todo es parte del camino.