Todas las noches me voy con la caña al borde del mar.
A veces bajo la luz de la luna y a veces bajo las estrellas, a veces entre la niebla y a veces en la absoluta oscuridad.
Hay noches que los peces brincan por todas partes y otras tenebrosamente silenciosas.
Sea como sea tiro el anzuelo y espero paciente porque sé que nunca se sabe qué se puede sacar de las profundidades del mar.
Y es que mi caña es la pluma y la escritura es el mar, y lo que pesco…
No hay límites a lo que pueda sacar. Peces, sirenas y monstruos del fondo del mar.