Sacar un rato

Sacar un rato para compartir con un amigo, para agradecer, para vivir ahora, para dedicarlo a estar presentes por un momento. Percibir el silencio, la vida. Todo es increíble. 

Sentir la magia de un viejo árbol en el bosque, un ancestro, abuelo de los abuelos. 

Los pájaros siguen al sol y bandada tras bandada viajan volando hacia el Sur.

Una bandada se alimenta al borde del bosque cerca de la cima pelona de esta montaña. Vuelan bailando entre el suelo y los árboles en un tremendo espectáculo natural. Hablan mucho entre ellos y parecen comentar «que ya viene el invierno», «que falta muy poco…» de repente, hay un instante en el que parecen ponerse todos de acuerdo y sin más, alzan vuelo perfectamente sincronizados y siguen su viaje al Sur, sobre las inmensas montañas del Tirol Austríaco.

Montañas majestuosas, tremendos picos y macizos de roca. Un paisaje perfecto en las alturas, mientras abajo, en el pueblo de Sankt Jakob in Haus, se vive en casas de cuento de hadas como en Hansel y Grettel. 

Gracias por compartir, un día perfecto.

Mágica naturaleza

Quedarse quieto un momento en medio del bosque, al lado del arroyo.

El suelo está cubierto por una alfombra de agujas de pinos y un par de pájaros se acercan cantando. De rama en rama van volando y llegan a mi lado con sus copetes parados. Sus negros ojos brillan con salvaje libertad. Cantan y el aire se llena de alegría.

Eternidad.

Así como llegaron se van, volando, felices y cantando.

Yo me quedo arrullado por el sonido del agua hasta que el hechizo del viento me hace recordar que yo también estoy vivo y respiro el dulce aroma de las hierbas silvestres.

Agradezco y sigo mi camino por un bosque encantado en el que gigantes bloques rojizos de piedra arenisca cuentan míticas leyendas desde hace miles de años.

Entre hongos y bellotas, bajo la sombra de los pinos y el canto de los pájaros, en medio de la dureza de la roca y la suavidad viento, encuentro la magia de la vida.

Sobre una diminuta flor baila el más pequeño escarabajo.