Volcán Irazú

Abril 2019

Tres Ríos (La Casona) – Volcán Irazú – Tres Ríos (La Casona)

Gas – Sigue bien lleno aprox. ¾

Gasolina – 19 rojos y medio

El viejo mapa de mi abuelo muestra la ruta entre La Casona y el Irazú, se ve también el Turrialba.

¡Subió Junior feliz de la vida! 

Aprendiendo a manejar apenas tocadito, lo más eficiente posible, para ahorrar gasolina. 

En el camino paro a ver el atardecer y a tomar yodo. De las primeras cosas que se aprende en un camper es que no hay tantos lugares nivelados como uno se imagina… Parqueado en un intenso y extraño desnivel que combina el declive de la cuneta con la subida de la calle, la chorreada del yodo estuvo muy emocionante. Todo se deslizaba con solo tocarlo y se quería caer, parecía como si estuviera en un barco en tormenta, pero congelado en un momento en plena ola. 

Una vez tuve todo listo empecé a chorrear el café y cuando el chorrito salió por abajo torcido hacia un lado casi se me rompe la mente al no ver lo que esperaba después de cientos de chorreadas de yodo a nivel. Fue algo interesantísimo la verdad, y me tomé el cafecito en un potrero del otro lado de la calle viendo los carros que subían y bajaban como abejones sobre la negra culebra de la calle que viene subiendo, serpenteando entre los clásicos campos, potreros y sembradíos que adornan las faldas del Irazú. 

Antes del final del atardecer pasó un local buena nota en bici y se quedó un rato. Terminó contándome entre otras cosas de su ansiedad y le pasé unos volados de respiración de yoga con los que se fue más tranquilo de lo que llegó y yo quedé alegre de haberle podido compartir algo que le ayudara en su camino.

En la noche sigo subiendo, subiendo y subiendo, hasta llegar al cráter abandonado. Ahí por primera vez en calle de lastre montañosa entro con mucho cuidado, probando a Jr. y tratando de no dejar el tanque de gas pegado en una piedra. Todo se menea tremendo y suenan las ollas y todas las cosas atrás como si hubieran cobrado vida estilo La Bella y la Bestia. Me pongo un poco tenso y me agarro más firmemente de la manivela como queriendo sostener los chunches, pero siguen sonando igual, o más…

Eventualmente encuentro un lugar nivelado casi en el centro del anciano cráter y apago el motor y las luces. Todo es silencio y quietud por un momento eterno… y luego poco a poco empiezo a percibir los sonidos que yacían escondidos tras el ronroneo del motor: el suave viento, los bichos de la noche, y el espeluznante grito de algún pájaro nocturno tratando de espantar a algún ratón para que salga de su escondite. Me abrigo bien antes de salir de mi guarida, con gorro peruano tapa orejas, guantes y todo el resto de la armadura que me salva de los cuchillos helados del frío desolado. 

Abro la puerta principal y las estrellas se ven increíbles aquí arriba! Todo el cielo está explotado con astros, desde los más brillantes hasta los que parecen polvo de estrellas en los rincones oscuros del firmamento. No hay nadie aquí arriba, ni una luz, ni un ruido que no sea natural existe en este instante. Un espectáculo maravilloso se desenvuelve en medio de la aparente quietud; el baile ancestral de la noche con las estrellas, de la montaña con el frío, de la luz con la oscuridad. 

Me quedé anonadado hasta que el frío me guió de regreso a Jr. María, mi casa, ahora en medio de este extraño baile. 

Ahora empieza a enfriar mucho adentro y ya está casi tan helado como afuera así que me dedico a intentar encender la calefacción por primera vez. Voy siguiendo al pie de la letra las instrucciones que me heredó su antiguo dueño. Encendí el switch azul, el control de la calefacción, y luego completé una serie de pasos que fácilmente podrían servir de combinación para una caja fuerte, pero nada. Varias veces completé todo el procedimiento pero no pasaba nada, entonces decidí salirme de las instrucciones… 

No estaba seguro si el piloto estaba prendido. De hecho siempre pensé que estaba apagado, porque la llamita solo se ve en oscuridad total como el fantasma de una chispa y tan tenue que ni creí que esa fuera, pero estaba cansado de lo mismo y quería intentar algo diferente entonces me la jugué a que algo me explotara en la cara y le di vuelta a la perilla dura de la calefa hasta “On” y me quedé esperando con la cara lejos a que algo pasara… De repente empieza a rugir como un dragón debajo de la cama y empezó a echar un aliento caliente y delicioso, hasta abanico tiene. ¡La Gloria Eterna! La verdad creo que la encendió Junior, ayudándome ahí. 

Afuera está helado y aquí yo disfruto del glorioso calorcito gracias al dragón que vive debajo de la cama. De pronto se sacude la van muy fuerte y después del susto vuelve a sacudirse y me asomo por la ventana y todo está blanco y las nubes pasan furiosas alrededor de la van, vientos fieros sacuden toda la casa. 

Al asomarme y ver las nubes pasar lo termino de confirmar; estoy volando entre las nubes, estoy soñando despierto.

En la mañana cantan las primeras aves y grillos y todo empieza a despertar con la suave claridad del amanecer. Abro la puerta y salgo a caminar para ver por primera vez de día mis alrededores y veo despejado el vecino Volcán Turrialba saludando a su hermano Irazú en toda la gloria de un nuevo día. Los colibríes flotan majestuosamente por un instante sobre las coloridas flores y se deleitan con su néctar. De sus plumas brotan destellos de todo el arco iris y en un abrir y cerrar de ojos salen disparados como un balazo silencioso hacia su próxima comida. 

Después de una bonita caminata mañanera regreso a la casa, me como un rico desayuno y cierro con lectura y café al aire libre antes de prepararme para la bajada.

Ya es casi medio día y la ceniza vuela por todas partes dentro del viejo cráter en nubes y olas y torbellinos como demonios de arena.

Agradecido con el lugar y la vida arranco sin problema y voy saliendo todo contento despacito por el lastre cuando en la última parte fea ya para trepar a Jr. a la calle suena un bombazo adentro justo atrás mío y el infarto fue instantáneo. Creí que había explotado el tanque de gas y ya estaba yo en el cielo cuando vi para atrás y me percaté de lo que en realidad había pasado. En el piso está la mesa que se vino desde “el closet” arriba y ese fue el estruendo. Ya una vez se me había caído así el tubo de la mesa (que también casi me mata del susto) y le encontré un buen lugar, igual quiero hacer con la mesa. Por ahora la pongo en el sillón bien prensada con los almohadones y sigo el camino…

*Notas: se me olvidó el termo, el headlamp, y también rellenar agua en la bomba y tuve que pasar a pedir de camino y Don Ronald se encargó que fuera un placer rellenar el tanque con agua fresca de las faldas del volcán.

Tiquete de viaje

Cancelá aquí tu tiquete de viaje al Volcán Irazú a bordo de la magia de la lectura. Incluye la noche de hospedaje. ¡Espero que hayás disfrutado! Gracias y pura vida. Javi

3,00 US$

El silencio del domingo

Suena el viento fresco viajando entre los árboles.

Cerca del río, la lluvia cae suavemente sobre los cafetales. 

Arriba, las copas de los viejos sabios gotean sabiduría del cielo hacia la tierra.

Décadas enteras se esconden en sus troncos llenos de bromelias…

Los inmensos poró gigantes 1 resguardan la vida.


Sigue cayendo una lluvia suave y tranquila, casi como una nevada relajada, de esas que amortiguan o cancelan todos los otros sonidos.


Una manta sagrada protege al domingo de la amenaza de las máquinas escandalosas y el corre corre endemoniado del esclavizante entre semana. 


La magia ancestral, Durga 2, feroz y cariñosa, abriga al silencio y a la naturaleza; a la paz.


Gloria al agua, 

la lluvia cae cada vez más fuerte, 

apacigua hasta las palabras, letras, conceptos, todo… 

Nirvana 3



 1 Erythrina poeppigiana

2 Una de las muchas manifestaciones de la diosa madre de todo el universo.

3 La cesación, la extinción de todo sufrimiento


Invítame a un cafecito

¿Has disfrutado leyendo? ¡Espero que sí! Invitándome a un cafecito puedes demostrar tu apoyo al proyecto chicobonanza. ¡Gracias y pura vida! Feliz domingo.

2,00 US$

En la lucha

Tengo tantas historias por contar, que no sé ni por dónde empezar… Algunas son rayos que caen sobre el papel en un instante. Otras son árboles que van creciendo poco a poco. Hay monstruos marinos que nadan en el fondo y se niegan a salir a la luz.

Gloria eterna

Ahora me tomo un yodito recién chorreado bajo la suave lluvia que cae sobre mi hogar ahora parqueado entre el acantilado de piedra con cactus y cascada y el poderoso Térraba que fluye chocolate chocolate.

Una garza blanca pesca tranquila bajo la lluvia en la otra orilla del río.

Todo está en calma.

Extracto de Diarios del Carrocasa, 21/9/2021

De vuelta al Himalaya

Un nuevo libro me lleva de regreso a Nepal. Me invita, una y mil veces más, a la montaña, a caminar…


al viejo viaje,

el de la vida,

la de todos los días…

Diario del Himalaya

Un día a la vez…


Un viaje siguiendo la luz y la montaña. 

Hacia arriba y hacia adentro, 

hacia abajo y hacia afuera. 


Caminar, y descansar… 


Un viaje de vuelta redonda, 

para llegar a ningún lado, 

y terminar, justo donde empezamos…


…y empezamos aquí, ahora, en Katmandú.


Extracto del libro Diario del Himalaya, Un viaje por Nepal. 333 ejemplares impresos en Costa Rica 2021-2022.

A ritmo de domingo

Dormir profundo y despertar sin prisas.

Desayunar algo especial y tomarse el día,

para vivir la vida… 


Salir a explorar, 

adentrarse en la naturaleza, 

bañarse en el río de la existencia.  

Vivir a nuestro ritmo, 

respirar en paz;

dominguear. 

Abrir

Volver a empezar

¡Qué rico volver a escribir en un teclado! La verdad es que es una delicia también. A mano o a máquina, cada uno tiene su magia, y creo que así es con todo, solo que a veces no lo veo… Los pequeños placeres de la vida, realmente son eternos y están por todas partes si uno se empieza a fijar, y con esa sencilla práctica se va afinando la ¨vista,¨ esa vista mágica, ese ojo para ver el milagro, el amor, el todo. Poco a poco, con pequeñas y sencillas prácticas vamos explorando y afinando, conociendo y aprendiendo, siendo y sintiendo. Voy a explorar, voy a aprender, voy a dejarme sorprender; soy. Una práctica diaria de vivir para aprender, explorar, compartir. Un concepto de disciplina como lo dijo Krishnamurti, no de restringirse, sino de aprender, aprender realmente cosas nuevas, para eso hay que estar realmente atento, ahí, presente. Leer, escribir, vivir, compartir, sonreír. Amar. Dejar que fluya el amor y que brote de mí en todas direcciones y recibir el que viene de todas partes. Soltar las restricciones. Aprender por cuenta propia, por experiencia directa, y de tantas otras maneras… Abrir. Dejar que fluya. ¡Abrir para vivir!

Oasis

Atravieso la soledad en la oscuridad de la noche. Sobre opacas calles vacías voy a veces cuesta abajo y a veces cuesta arriba, sigo sin tregua en camino al lugar indicado. Voy siguiendo un hilo invisible de algo que siempre me ha guiado; El Camino Dorado

Recorro los silenciosos kilómetros sobre dunas negras que se tragan el brillo anaranjado de las luces del alumbrado sin devolver nada más que vacío y el aire frío se me mete en las orejas mientras sigo adelante con la mirada fija en la media luna que flota encima del horizonte. 

El camino es largo y es eterno, y de repente, en un instante, todo terminó. 

Llego al fin a la equis en el mapa y encuentro un portón cerrado, pero puedo escuchar voces que vienen del otro lado…

Aquí afuera las arenas del desierto azotan las rutas abandonadas en el olvido de la pandemia y la luna brilla distanciada, despidiéndose con un brillo amarillo antes de su retirada. Pronuncio el “Ábrete Sésamo” y salen a recibirme un par de beduinos con los que atravieso un portal a otra época… 

Entramos directo al Oasis, donde brillan las luces y la gente baila alegre al sonar de la música. “Sed alegres” se dijo una vez hace mucho y aquí, en el lugar menos esperado, encuentro que se sostiene un bastión de esa alegría. Veo gente viviendo la vida, disfrutando de la buena comida y bebida y compartiendo de todo en este juego de sueños y tragedias, todos bebiendo del cáliz de la compañía, eterna fuente de alegría. 

Un oasis en el desierto del Covid.

En un abrir y cerrar de ojos me devuelvo en el tiempo y en el canvas de mi mente se pinta con memorias un cuadro reluciente; el oasis de Huacachina en el desierto de Ica…  

Afuera, los vientos de la pandemia siguen moviendo la arena del tiempo, enterrando la camaradería, las amistades y las familias bajo las dunas de los años… Mientras aquí dentro, del pozo inagotable del ser, rellenado infinitamente por la abundante compañía, los camellos seguirán bebiendo galones y galones de gloria eterna, hasta la próxima travesía…

*Por lo menos, todavía se puede soñar¿Será, que estamos soñando despiertos? ¿Será, que esto también pasará? ¿Será, que hay rarezas con las que tenemos la suerte de topar, antes de que todo esto se llegue a acabar?

Inspirarse

Inspirarse y potenciar a los otros con el sincero disfrute de su trabajo. Atreverse a exponer, a exponerse, a compartir, a compartirse. Ser uno mismo ante los ojos del mundo, sin explicaciones ni justificaciones, sin excusas ni sobre razones. Se es lo que se es porque así es como es. Pasar por el fuego para forjar el acero. Salir de las tinieblas brillando con luz propia. Saber que todo puede pasar, y ya alivianados, atreverse a volar. ¡Y en ese vuelo, cantar y cantar, bailar y gozar, y en ese gozo a tous inspirar! Atreverse a dar el salto, y volver al camino dorado, de ser quienes somos, una vez más…

¿Será posible?

¿Será posible vivir de sueños, construir a punta de magia, viajar flotando por el camino dorado? 

Ese es mi deber sagrado; averiguarlo, intentarlo, hacerlo, serlo… y contar el cuento.

Poco a poco voy abriendo los ojos para poder ver esa magia escondida en toda la vida, esos hilos dorados que me sacan del laberinto hacia lugares más soleados, el sueño que es todo esto… 

¿No es eso lo que hacemos todos los días? 

¿Será posible, vivir sin eso?