Los días perdidos

Diarios del carrocasa

Glorioso Guanacaste

Los días que olvidamos el milagro, 

los días que nunca volverían,

los días que creíamos perdidos…


Han sido encontrados todos,

en este momento.


De Esterillos a Rajada

Ahora que tengo tiempo me pongo a escribir algunos recuerdos del camino entre Esterillos y Rajada. He aquí un breve recuento de los días que se perdieron en el diario; los días perdidos…

Saliendo de Esterillos usé por primera vez el sistema de los chorritos de agua y los limpiavidrios. El sistema sirve muy bien y logré abrir una ventana de claridad en la capa de polvo que ya empieza a cubrir todo el camper por fuera, y ahora que veo el dash, también un poco por dentro… 

Ojos en el camino, voy hacia Guanacaste, buscando llegar eventualmente a la mítica Playa Rajada de las leyendas de la gente. La misma que me recomendó Karsten en el primer café que compartimos en Jr.


Voy pasando por el puente, veo olas en La Boca y con gusto aprovecho para hacer una parada técnica. Una parada de surfing gloria eterna con el longboard en el spot clásico. 

Surf. Comer. Seguir.


De Barranca a Santa Rosa me agarró una lluvia fuerte en el camino. Los limpiavidrios funcionan bien en sus dos velocidades. Jr María estaba siendo bañado por la Pachamama. ¡Muchas gracias Pachamama! El aguacero era tan fuerte que tuve que cerrar las ventanas y me dí cuenta de que hay que tener mucho cuidado si se pretende cerrar la ventana del copiloto mientras uno va manejando, pero es posible. Estrené también el aire y me di cuenta de que realmente solo es abanico, pero funciona bien. Se puede poner que salga en los pies o por el parabrisas, que es el que uso para desempañar y poder seguir el camino. Combinando esto con un trapo veo que no habrá problemas de visibilidad. Recuerdo el rainx del abuelo. Sería tuanis andar uno en Jr... Pero ahorita no ando trapo ni rainx y no quiero parar, entonces uso una media que tenía metida en el zapato debajo del asiento para limpiar el vidrio. Me sorprendo al ver que todo funciona tan bien. Me alegran este tipo de sorpresas. Este Junior de verdad es una bendición. 


En algún punto descubrí en la bodega (debajo del sillón de la sala) el cedazo de la ventana lateral, y debo decir que es una delicia dormir con esa y la de arriba abiertas con cedazos; fresco y sin mosquitos, purrujas y otros bichos que pican. Este nuevo cedazo queda apenas puesto, por el lado de afuera. Por dicha el longboard ayuda un poco a sostenerlo en su lugar, pero no queda muy estable. A veces se cae… se cae con solo tocarlo, o con un viento fuerte, a veces hasta se cae solo… y hay que salir para recogerlo y volverlo a poner y no es mi favorito ese procedimiento. Quiero buscar una forma de poder ponerlo bien asegurado, ojalá por el lado de adentro. Parece que lo que había para eso se rompió hace años… 


Fui a Santa Rosa, llegué de noche y dormí arriba, en la pura magia guanacasteca.

En la mañana desayuné temprano y fui a patinar en el otro longboard (el viejo Neversummer), con los venados que andaban tranquilos al lado de la calle. Disfruté bastante mientras esperaba el arribo de Veto Rey.

Me alegra tanto ver a Veto.

Dejamos a Jr. arriba y bajamos en el Sapo 4×4 hasta el campamento de Playa Naranjo. Ahí armamos nuestro campamento con hamacas, toldos y sillas, todo Eno, a cachete.

Hacemos todo lo posible a todas horas por agarrar buenas olas, pero hay un viento no favorable siempre que lo intentamos. Igual gozamos. Disfrutamos un surf trip de hermanos y en la madrugada vemos las huellas de pumas y jaguares y luego seguimos unas de tortuga que se cruzaban con las de un jaguar y había señas de encuentro y no había huellas de regreso al mar de la tortuga…

Seguimos el rastro por la arena hasta una maleza revolcada y ahí es cuando lo vemos: el hombro inmenso con rosetas y luego la redonda punta del rabo y en un movimiento desaparece… ¡En un abrir y cerrar de ojos vimos al Jaguar! Nos volvemos a ver incrédulos. Sin palabras. Fue un avistamiento inesperado y rápido, muy bonito. Nos alejamos en silencio igual que como llegamos, agarramos nuestras tablas que habíamos dejado en la arena y seguimos caminando hacia el surfing al amanecer frente a la Roca Bruja. 

Nos convertimos en parte de un paisaje espectacular.


*El día anterior habíamos estado estudiando otras huellas que nos habíamos encontrado por el manglar y vimos en los libros y en la arena las claras diferencias entre las huellas de cada uno. Huellas de Puma y Jaguar. Confirmado. ¡Gracias Parques Nacionales!

Post surf trip volvemos a subir a la otra parte del parque, donde Veto me deja de regreso en la casa y me regala un botellón de los que habíamos llevado; un buen receptáculo para seis litros de agua que más adelante se llegaría a llamar el reservorio.

Abro las puertas y por dicha encuentro todo muy bien en el hogar.


De ahí emprendí viaje a Rajada, y ahora sigo aquí, recordando viejos tiempos…




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