El primer viaje

Log

Marzo 2019

Tres Ríos – Hermosa – Matapalo – Hermosa – Tres Ríos

Gas- 10 rojos *Llené por primera vez al max, noté una pequeña fuga, mejor no llenar tanto.

Gasolina- 48 rojos *Un rojo equivale a mil colones

Lleno el tanque de agua y creo que es el final de las preparaciones, estoy listo para salir. Le aviso a la maigre y me acompaña en la oscuridad de la noche hasta el viejo portón de madera que recién acabo de rehabilitar con la ayuda de Amado, el viejo sabio que nos ayuda con la finquita. 

Quito la cadena y al abrirlo se rompen las bisagras y apenas logro sostenerlo por un instante para hacerme a un lado y verlo caer con un estruendo a la tierra después de décadas de estar en pie, pero en desuso… 

Con todas la fuerzas de la combinación de madre e hijo logramos levantarlo y acomodarlo apenas para pasar a Junior al otro lado; para liberarlo. Parqueo el carruaje en la oscura y sola calle y las rojas intermitentes lo protegen de todo mal mientras regreso al portón.

Lo movemos con otro masivo esfuerzo. Lo dejamos apoyado como mejor podemos del lado de las bisagras, del otro lado le doy varias vueltas con gruesa cadena y lo sello con un gran candado al poste original que todavía aguanta. Me despido de la maigre y finalmente emprendo camino.

El famoso V8 ruge en la oscuridad hasta llegar a Hermosa. Ahí dormimos y sudamos bastante en el amor de la noche, mucho calor y muchos bichos; estoy feliz, viviendo el sueño…

En la mañana abrimos la puerta larga y olas azules nos dan los buenos días. 

Nada como despertarse frente al mar y amanecer a surfear. 

Vuelvo y me como un delicioso desayuno con huevos y todo. Ponemos el toldo blanco de gangoche que nos regala sombra frente a la puerta y me doy cuenta de que hay que alinearlo bien a la hora de parquear, para tener un buen par de anclas a qué atarlo. El toldo es medio loco y parece que se está desintegrando, o está nevando, pero realmente son pedazos del toldo. 

El Dave llega a tomar yodo con Rufos y después seguimos camino hasta Matapalo. 

En un buen lugar frente al mar ponemos la casa con toldo y todo. La ventanita de arriba sobre la puerta es una maravilla, me permite ver las olas aún cuando estoy de pie picando cebolla y llorando de la felicidad; todavía no puedo creerlo, “¡La gloria eterna!” estoy viviendo el sueño. 

La palangana verde es buenísima para poner las cosas mojadas después de surfear. 

En la noche otra vez bichos y calor, pero descubrimos unos cedazos y son una salvación. Ahora podemos tener un poco de ventilación sin dejar entrar a todos los bichos. La ducha desde el tubo de atrás no promete mucho. El chorro cae muy cerca de la nave, es un desastre en la arena y gasta mucha agua. Pienso también en conseguir un trastero, pero me pasan un buen volado; puedo limpiar bien el fregadero también promete, y dejarlos secando ahí adentro si fuera necesario. Hay demasiados platos, vasos, y otros implementos que no se usan, hay que sacar, minimalizar, el espacio es precioso. 

Cuesta un poco darle vuelta al “asiento del capitán” pero le voy agarrando el toque, hay que echarlo palante y patrás mientras se gira y abrir la puerta también ayuda. Hay muchos ganchos que no sé para qué son, me dan ganas de quitarlos pero decido esperar y ver qué me revela la paciencia. Alguien se esforzó en ponerlos, así que voy a tomarme mi tiempo antes de invertir energía en quitarlos…

Se nos acabó el agua, es inesperado pero cierto. Vamos a buscar y por dicha en el super nos regalan y me compro algo simbólico en agradecimiento. La manguera blanca para llenar agua es corta, hay que parquear cerca del tubo, pero sirve perfecto. Listo para seguir y felizmente re-abastecido Junior del fluido vital le doy llave, no arranca, no pasa nada. Reviso a ver que esté en “Park” porque ya me había pasado que quedaba en marcha y no arranca, igualito que ahora, pero esta vez sí está en P, pero igual nada… 

Trato de puentearlo y mucha gente tuanis ayuda. Le doy llave y se derrite un cable “el del arrancador” según yo, mucho humo. Busco entre los repuestos y herramientas y encuentro otro que se derrite también, pero Junior logra arrancar y decidimos seguir hasta Hermosa para recargar la batería, en vez del plan original de pasar otra noche aquí. En el camino experimento con el cruise control, “¡Increíble!” Pero parece que pega mucho aceleronazo, tengo que aprender a usarlo mejor. 

Agotados de tanto imprevisto dormimos como troncos en Hermosa.

En la mañana después de verificar que no había problemas de arranque usamos el radio para escuchar música. Suena muy bonito pero parece que gasta bastante batería. 

Surf, surf, surf.

En el camino de regreso paramos en el restaurante “La Fiesta del Marisco” y comemos rico a cielo abierto al lado del mar. 

Junior no arranca. Lo empujan varones que tienen fuerza de empujar lanchas pero igual no arranca. Yo sabía que no iba a servir, y les dije, que es automático, pero igual querían demostrar sus fuerzas y yo siempre en el fondo la verdad que siempre albergo algo de esperanza, entonces lo intentamos igual, hasta que quedamos sudados y convencidos de que ese no es el camino. Pocas veces suele serlo; la fuerza, pero a veces sí es…

Me pongo a hacer loco y lo puenteo con él mismo, con el cable azul y los lagartos conecto sus dos baterías. El cable se derrite más, “el del arrancador,” y echa humo horrible, pestífero, péstilente, a cable achicharrado. 

Durante unos cinco o diez minutos juntamos toda la buena vibra que podemos. Ganesha nos ayuda a remover los obstáculos mientras esperamos un ratito para que cargue y cuando le doy llave Junior arranca! Por dicha, pero lo bueno es que si no, ¡igual dormíamos ahí, en casa! 

Después de un camino un poco tenso, como suele pasar cuando uno no puede apagar el vehículo por miedo a que no vuelva a arrancar, llegamos de regreso al Valle Central adonde dejo a la reina feliz en su casa y yo me voy y duermo fresco en la oficina de Eno Costa Rica. 

En la mañana, me despierto un poco desubicado ante ruidos extraños, pero en eso me acuerdo adonde estoy y me alegro cuando abro la puerta larga y veo venir a Father y a Karsten que me levantan con sonrisas y café.




Combustible para hacer sueños realidad

Todo aporte al proyecto chicobonanza será eternamente agradecido. De esta manera puedo seguir aventurándome a buscar los cuentos que tanto te gusta leer! Además de eso me ayudan a pagar las cuentas para mantener chicobonanza libre de anuncios para que puedan disfrutar sin interrupciones. ¡Muchas gracias y pura vida!

3,00 US$

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s