Qué belleza ver la lluvia caer. No verla como una razón para devolverse a casa, sino como un espectáculo de la naturaleza.
Diminutas gotas flotan ligeras sobre el mundo. Desafían a la gravedad y parece que van a regresar a las nubes, pero al fin deciden bajar a la tierra. Disfrutan el vuelo y llegan suavemente a reposar sobre las copas de los árboles. Oscurecen las rocas y poco a poco se van juntando para formar los pesados goterones que caen desde el techo de esta catedral de piedra.
Hechizados por la magia de la madre naturaleza vivimos una maravillosa eternidad lluviosa…
Ahora el sol calienta y todo brilla. Cantan los pájaros y salen a volar en una nueva primavera.
¡Ay, qué alegría esta lluvia pasajera!
Buenisimo como siempre!!! Seguí escribiendo, es muy refrescante y motivante leer tus publicaciones!
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Gracias! Un abrazo grande
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Se me pone el corazón con una sonrisa enorme de oreja a oreja!!
Gracias !! ❤️
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Gracias a vos por compartir esa sonrisa! Abrazos
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