Por la carretera austral
Noche salvaje en las dunas de Cucao. Sueños de venados montando a caballo… Despertar entre los caballos salvajes, quién se asustó más? Trekking en el parque, acampar frente al lago.
Navegamos en el transbordador Don Baldo hacia Chaitén, dejando atrás el archipiélago de Chiloé. La distancia se disipa entre paisajes, pingüinos, lobos marinos, delfines raros, fríos vientos y el francés productor de sal, Patrick.
Chaitén. Alguien me dice que pronostican 3 días de lluvia… Hasta el momento el clima había estado inmejorable. En la tarde vamos a ver el pueblo abandonado, las casas y las tiendas con ceniza hasta las rodillas y todo adentro, no les dio tiempo de llevarse nada.
Comida y noche en hostal con el canadiense y el australiano, Dave y Peter, muy buena nota, pasamos cagados de la risa.
Día siguiente subimos al volcán Chaitén bajo la lluvia, es impresionante el impacto de la nube piroclástica. Cientos de inmensos troncos quebrados, tirados o hasta arrancados de raíz son los testigos de lo que pasó. Nos comemos un atún en la cima y después desciendo de primero como cabra montesa, llego abajo empapado.
Una familia en un gigante pickup blanco me da un ride al Glaciar Yelcho. Llego a un camping y paso una buena pre-noche acompañado de «Franco» realmente llamado Nicolás, Carlos, Valeska y los Héctor hijos de Héctor. Sí, un señor llamado Hector tuvo dos hijos y a los dos les puso Hector, de milagro no le puso Hector a Valeska también.
En la noche hacemos intercambio y demostraciones de de cocinillas caseras para acampar. Veo el Rocket-Stove en acción. Llega la hora de dormir y me toca ir afuera, ellos duermen adentro.
Paso la noche casi sin dormir por el frío en los pies, en la mañana pude dormir mejor. Me pregunto a mi mismo si no es así siempre? Justo cuando termino de empacar el campamento soy sorprendido por el grupo de chilenos Doite e invitado a un rico almuerzo.
Harto rato congelándome bajo la lluvia haciendo dedo, Carlos de vez en cuando sale y me acompaña. Finalmente Armando en su viejo camión me lleva hasta La Villa Santa Lucía, camino a Futaleufú. Además me pasa el santo de unos contenedores vacíos que «todavía están limpios» de una compañía que recién quebró, donde puedo pasar la noche. Buena nota!
Sobreviví la fría noche en el container, el #1, el verde estaba sucio y el del medio parece que ya lo habían descubierto y alguien ya vivía ahí. Gracias a la tormenta pude recolectar suficiente agua de lluvia para hacer sopas y té (que me tuve que tomar a media noche cuando me despertó el frío, el agua hirviendo, solita sin té ni nada). La mañana siguiente veo que las montañas están todas nevadas y más tarde me contarían de la helada que hubo esa noche. Esperando ride a Futaleufú me veo en la principal de lastre a Dave y Peter, van al sur, yo a Futa. Nos comunicamos a la distancia mediante señales, patadas voladoras y gritos. Finalmente consigo ride con una pareja de profes de educación física y terminamos comiendo pizza en Futa.
El rafting está suspendido por crecida del río, parece que me quedaré un poco más de lo esperado…