La chancleta

Pacasmayo, Perú

22/12/2014-6/02/2015

Pacasmayo  –conocida como  la última playa de agua realmente fría

Me levanto tarde y me voy a «desayunar» al mercado, es casi medio día… Me como un arroz a la cubana, mi favorito, arroz, dos huevos, plátano maduro, a veces papas fritas, 4 soles, con refresco. Doña Soledad Linares me atiende con una sonrisa mientras la señora de a la par hace pantomimas de pistolas y el viejo oeste y con esas me dispara mientras  toco un poco de armónica. En la tarde camino por la playa y toco para los comensales.

Vuelvo al hostal un rato y le presto una panta al Canario para que se vaya a bañar al mar, me invita pero dejo pasar la oferta, es demasiado fría el agua para mí.

Paso por un almuerzo donde Doña Soledad Linares quien se sorprende por mi aparentemente increíble memoria (por acordarme de su nombre). A ella se le ha olvidado el mío como tres veces. Empiezo a pensar que no siente lo mismo por mí… Me como otro arroz a la cubana.

Como me gustó mucho el muelle y el señor que cuida la entrada me dejó pasar a cambio de una canción en vez de un sol y me dijo que debería volver en la tarde decido ir a tocar ahí para el atardecer. Poner la gorra y tocar mientras veo caer la pelota. Hacer unos soles. Llevo la sueta porque en la mañana me di cuenta que pega un viento frío ahí. Me felicito a mi mismo por un plan tan bueno, y eso que no soy muy planeador. Ja! Llego al muelle y mi compa me hace pasar sin problema. Después de caminar bastante encuentro un lugar donde apenas se escuchan las olas y puedo ver los barcos de un lado y el atardecer del otro. Perfecto. Me siento y pongo la gorra frente a mi. Mientras cruzo las piernas/saco la armónica/me saco las chanclas pasa algo totalmente inesperado. Veo como la chancleta de mi pie izquierdo caprichosamente se mete entre dos de los tablones del muelle y en cámara lenta se va, poco después oigo el chancletazo en el agua. Vuelvo a ver a un pescador que hay también escuchó el chancletazo y me le quedo viendo con cara de esta vara no puede estar pasando! Vengo a hacer unos soles y más bien voy a volver sin una chancleta? No jodás!

En unos segundos salgo de mi estado catatónico y empiezo a pensar en soluciones: tirarme, pero el agua esta congelada y hay redes de pesca por todo lado y rumores de que hay fierros escondidos, no quisiera quedar como un pincho submarino, le voy dando mis cosas a un pescador mientras pienso, otra serían las lanchas que vi en la mañana, pero tendría que correr hasta el final del muelle y mientras los convenzo ya sería muy tarde porque el fuerte y frío viento se la lleva rápidamente. Claro, no podía estar calmado para poder recuperarla fácilmente, el viento la quiere y se la está llevando. Mientras un pescador me dice que vaya a comprarme unas nuevas se me ocurre otra idea, pescarla! Corro donde uno con caña y tras algunos valientes intentos casi casi la pesca pero no lo logra, me dice que ya fue, que ya está demasiado lejos, que lo intentamos, que la deje ir…

Como yo tengo el gran problema de nunca querer rendirme me quedo viéndola un par de segundos más, ya cuesta verla. Me quito todo excepto mis calzoncillos con huecos, me paso la baranda y después de que uno de los más viejos me alienta con un «no hay fierros!» me tiro al agua. El terror al agua fría termina siendo peor que la realidad, por dicha. Los calzoncillos apenas sobreviven el impacto y empiezo a nadar al mejor estilo libre/congelandome/conlacabezaafuera/agarrándomeloscalzoncillosconhueco hasta que la encuentro y la levanto en señal de triunfo! El muelle esta lejos pero veo algunas celebraciones de mis fanáticos. Empiezo a nadar hacia la costa, quiero llegar rápido pero no debo dejar que el frío me ponga loco. Llego a la primera red y la paso cuidadosamente, sintiendo el roce de su cuerda superior en mi vientre como pingüino que se desliza en el hielo. He visto lo que queda en las redes y estoy feliz de no ser una víctima más. Me capeo unos cuantos anzuelos y practico diferentes estilos de natación en mi largo regreso hacia la costa, el dorso/flotando me proporciona una increíble vista del atardecer, ahora con muelle incluído. Finalmente llego a la playa y vuelvo a entrar al muelle, vieran la cara de mi amigo…

Entre risas culmino mi faena con un acto de desnudez en el que me des hongo (deschingo) totalmente y me pongo la ropa seca. Veo lo último del atardecer con una sonrisa en mi cara, y la satisfacción de saber que les hice el día a todos los presentes (un viejo pescador no podía parar de reírse cada vez que me veía), y con mis dos chancletas, una seca y una mojada…

2 comentarios en “La chancleta

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